
Perdonarás, pues no eres un dios. Eres un hombre capaz de hacer el mal y de errar; pero también capaz de corregir los yerros y de obrar bien.
Debes tener siempre el perdón en la mano y ofrecerlo, porque continuamente nos ofendemos. De hecho, sin perdón, la convivencia sería imposible. Sin reconciliación, la vida no tendría sentido, ni podría haber felicidad.
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